En ciertas épocas del año, las alergias se empiezan a notar entre los que más las sufren. La primavera suele ser el momento en el que adquieren más intensidad debido al polen que flota en el aire, pero otras partículas que provocan alergia, como el polvo, aparecen en cualquier época del año. Algo tan simple como limpiar a fondo un armario o una zona poco transitada puede levantar suficiente polvo como para causar una reacción alérgica en los que la padecen.

A raíz de ello, y en gran parte también debido a la preocupación sobre la transmisión del COVID-19, se han popularizado los aparatos purificadores de aire. La pregunta más habitual es si realmente son esta fórmula mágica que nos ayudará a mantener nuestros hogares libres de virus, o si sencillamente son aparatos inefectivos que se han popularizado gracias a la pandemia. La respuesta, como suele ser habitual, es que ni una cosa ni la otra.

¿LOS PURIFICADORES DE AIRE MANTIENEN LOS HOGARES LIBRES DE VIRUS?

 Está demostrado que los aparatos de purificación del aire pueden tener efectos positivos en relación a la eliminación de ácaros, polvo, polen, y otras partículas negativas para los alérgicos, por lo tanto, sí pueden servir para mejorar la calidad del aire, especialmente en épocas como la primavera. No obstante, estos purificadores siempre deben ser utilizados como complemento a la prevención de alergias y no como sustituto. Los que padezcan de alergias deben seguir tomando las debidas precauciones, especialmente si son severas.

Para el COVID, por el momento no parece que haya muchos indicios de que contribuyan más a su eliminación que cualquier aparato de aire acondicionado de última generación. Pese que eso no descarta que puedan tener algún efecto, adquirirlos específicamente para prevenir contagios no es particularmente recomendable a día de hoy.

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